Cadena de periódicos 4º Poder
Angélica Avendaño
Santiago Corresponsal Estatal en el Estado de México de la cadena 4º Poder
México 28 de mayo 2013
México 28 de mayo 2013
Durante las
últimas décadas, la comunidad internacional se ha visto conmovida por los
novedosos avances en el campo de la biotecnología y la biología molecular,
centrados sustancialmente en el ámbito de la ingeniería genética.
Las técnicas
que permiten modificar a plantas, animales y diversas especies a base de la
inserción de genes de virus, bacterias o su creación mediante la clonación han
despertado en la opinión pública una mezcla de fascinación, ansiedad y temor.
En la sociedad
actual es común percibir los adelantos científicos con cierta ambivalencia,
pues se reconoce como positivo el avance del conocimiento del bienestar y es
igualmente consciente de la problemática ambiental, amenazas de valores y creencias
religiosas o conservadoras importantes que pudiera acarrear para la relación
social.
Los contras de
dichos procedimientos; hablando particularmente de transgénicos, tiende a
saltarse la selección natural, pues su principal objetivo es intercambiar genes
entre especies para crear una entidad viva completamente nueva que le permita
ser más resistente, repercutiendo en la aparición de nuevas alergias,
amenazando la biodiversidad, produciendo un impacto irreversible en el
ambiente, ocasionado por el uso desmedido de agroquímicos y monocultivos que
afectan la fertilidad de los suelos y contamina gravemente los cuerpos de agua.
Y en el caso
de la clonación, implica más que la mutación; la creación de especies con fines
monetarios, la sobrexplotación demográfica, aumento de patologías, pérdida de
generalidad genética e identidad humana, son algunas consecuencias.
Es de
reconocerse que lo que se juega en el debate sobre la clonación no es obtener
un Einstein o un Hitler, pues evidentemente un individuo clónico no es
totalmente idéntico al original; ya que hay factores externos influyentes que
le permiten terminar su individualidad y capacidad, sería absurdo hablar de
“fotocopias humanas”.
Hay que
reconocer que “clonar humanos” para salvar una vida ya existente o para
satisfacer la vanidad de un sujeto que quiere clonarse y dispone de los medios
para hacerlo, va más allá de la bioética o el bioderecho.
¿Con qué
autoridad y con qué sabiduría podríamos imponer a otros seres nuestro diseño en
su misma esencia biológica, a carecer de
la referencia de un padre y una madre, a ser fruto de la unión sexual?,
¿seríamos capaces de experimentar “a ver que sale” con otros seres humanos o
géneros con pretexto de eliminar el azar biológico?, ¿Quiénes somos nosotros
para suprimir este mecanismo de lotería genética que lleva miles de millones de
años funcionando, qué criterios usaríamos en su lugar, y quién decidiría?.
Debemos ser capaces de responder esas preguntas razonablemente y de aprender
que el karma de la naturaleza es sabio y todo acto tiene un por qué y un para
qué.
Ambos temas: CLONACIÒN
Y TRANSGÈNICOS son un buen campo para poner a prueba la capacidad de dirigir la biotecnología en
perjuicio de la humanidad, desconociendo todo principio ético o en pro de su
bienestar.
Una buena
oportunidad para discutir racional y democráticamente sobre la posibilidad de
ponerla al servicio de las profundas necesidades de la humanidad o seguirnos
deslizando por la pendiente del sonambulismo tecnológico.
Temas
complejos que no deben ser minimizados…. Una realidad tan palpable como la vida
en la que nos desenvolvemos cotidianamente.
comentarios a: angyekas@gmail.com
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