17 nov 2013

La grandísima diferencia entre el Católico y el Cristiano, por sus frutos los conoceréis

Bienvenidos a 4º Poder Yo Soy

La grandísima diferencia entre el Católico y el Cristiano, por sus frutos los conoceréis

Predicación de hoy sábado 16 de noviembre del 2013 para la iglesia Cristiana Cibernética Jesucristo Viene.

Por el pastor José Alberto Betanzos Salgado.

Bienvenidos amados hermanos, les saludo en el amor de Dios.
Gracias Señor Dios padre todopoderoso por esta oportunidad de hablar sobre tu palabra a esta congregación que tú has escogido.
Te pido mi Dios que nos abras el entendimiento para recibir tu mensaje espiritual que tienes especialmente para todos los que hoy vemos, oímos y leemos esta predicación que tú nos has inspirado.

Clamo a ti suplicándote, que sea tu Espíritu Santo, quien nos quite la venda de los ojos, que podamos ver tu luz que es la verdad, para hacer conforme a tu voluntad, te imploro que nos des discernimiento para comprender tu palabra y ponerla por obra, que no seamos oidores pusilánimes, sino hacedores de tu bendita voluntad, quita mi Dios toda mentira de mí y confusión, concédeme hablar con denuedo y solo tu verdad, úsame conforme a tu voluntad, todo esto te lo pido en el nombre de mi Señor Jesucristo de Nazaret. Amén

Amados hermanos, favor de ponerse sobre sus pies y abrir sus biblias en el libro de “Mateo versículo 7 capítulos 16 y 17: Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, 17 o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos”

El ejemplo de él buen árbol, es lo que representa la cabeza principal de donde recibimos la doctrina y nosotros “los frutos” y en nuestro caso que somos Cristianos, la cabeza principal es nuestro Señor Jesucristo, fundamento de que Él fundo nuestra doctrina, no a la católica.

Jesucristo predico con el ejemplo, su doctrina fue de amor, poder y misericordia.

Él es el Alfa y Omega, principio y fin, el ya existía antes de nacer en la virgen María.

Por otro lado, tenemos el ejemplo del árbol malo, que da “frutos malos” estos son las personas que tienen una lista interminable de vicios, defectos y malos hábitos, nada tienen bueno.

Ese árbol malo enseña a adorar a la virgen de Guadalupe que no es la que fue virgen María que nunca fue cierta su aparición, fue un invento del Vaticano para hacer negocio, actualmente recibe millones y millones de pesos de “limosna” por adorar este engaño, pero lamentablemente no queda ahí todo, sucede que quienes adoran a esa imagen, atraen muchas desgracias a su vida porque nada tiene que ver con Dios, a quien adoran es a satanás.

La Virgen María dejo de ser virgen cuando dio a luz a nuestro Señor Jesucristo, ya murió y quien la invoca pidiéndole algo está pecando mortalmente contra Dios, porque está invocando espíritu de muerto y por eso atraen desgracias a su vida.

Ser Cristiano no es una etiqueta, no se es Cristiano solo por decirse que lo es, es una doctrina viva, un estilo de Vida de nuestro Señor Jesucristo, es una calidad que solo se obtiene obedeciendo a Dios padre, este fundamento está en el libro del “Evangelio de San Mateo. Capítulo 12, versículos 46 al 50

46 Todavía estaba hablando a la multitud, cuando su madre y sus hermanos, que estaban afuera, trataban de hablar con él. 47 Alguien le dijo: «Tu madre y tus hermanos están ahí afuera y quieren hablarte». 48 Jesús le respondió: «¿Quién es mí madre y quiénes son mis hermanos?». 49 Y señalando con la mano a sus discípulos, agregó: Estos son mi madre y mis hermanos. 50 Porque todo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre”

Y la voluntad de Dios está en los 10 mandamientos escritos en la sagrada biblia no en el catecismo pues ahí están adulterados por el Vaticano pues los modifico para que sus feligreses no se den cuenta que Dios prohíbe sus imágenes e ídolos que adoran, poniendo en lugar de eso que santifiquen las fiestas.

Lean su sagrada biblia que en Éxodo Capítulo 20 versículos del 1 al 17 dice:
“20:1 Y habló Dios todas estas palabras, diciendo:
20:2 Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre.

20:3 No tendrás dioses ajenos delante de mí. (Primer mandamiento)
20:4 No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. (Segundo mandamiento)
20:5 No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen,
20:6 y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.
20:7 No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano. (Tercer mandamiento)
20:8 Acuérdate del día de reposo para santificarlo. (Cuarto mandamiento)
20:9 Seis días trabajarás, y harás toda tu obra;
20:10 mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas.
20:11 Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó.
20:12 Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da. (Quinto mandamiento)
20:13 No matarás. (Sexto mandamiento)
20:14 No cometerás adulterio. (Séptimo mandamiento)
20:15 No hurtarás. (Octavo mandamiento)
20:16 No hablarás contra tu prójimo falso testimonio. (Noveno mandamiento)
20:17 No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo” (Decimo mandamiento)

El verdadero Cristiano no tiene vicios, no agrede físicamente ni verbalmente, por el contrario practica todo con amor, fe y misericordia, no es mentiroso, no presta al hermano su dinero con usura, no pierde su tiempo viendo futbol, telenovelas, mucho menos ve pornografía, ni literatura barata, no es adultero, fornicario e idolatra, ni fetichista, persevera en una buena conducta para agradar a Dios no a los hombres, no dice un solo disparate, ni dice palabras ociosas y evita todo mal hábito porque tiene la convicción de vivir en santidad y que su cuerpo es templo del Espíritu Santo.

El verdadero Cristiano ama la corrección y lucha por la verdad.
El verdadero Cristiano no jura a nadie nada ni a Dios, se compromete con él en cierto asunto pero no jura.
Si alguna congregación hace jurar a alguien ciertas cuestiones está predicando herejías encubiertas.

El verdadero Cristiano ama a todos por igual sin distinción de credos, razas, colores de piel, preferencia sexual, en fin ama a todos en general, pero estar en contra del que hace mal no es demostración de falta de amor, odio o desprecio a él, pues Dios corrige al que ama.

El verdadero Cristiano solo tiene un Dios trino, Jehová, Jesucristo y el Espíritu Santo.

El verdadero Cristiano se arrodilla ante un Dios vivo que le escucha ama y protege, no ante imágenes o muñecos que no se valen por si mismos.

El verdadero Cristiano persevera en ser Santo, pero no para que lo hagan muñeco o adoren su imagen o sus prendas, sino que es para entrar al reino de Dios, para vida eterna.

El verdadero Cristiano es una lámpara que Dios encendió para “alumbrar” en donde quiera que se encuentre, aun bajo presión de riesgo de su propia vida.

El verdadero Cristiano no sirve a la corrupción de ninguna forma ni por acción u omisión.

El verdadero Cristiano ama la justicia y por tanto no pierde oportunidad de luchar en contra de la injusticia, porque Dios considera pecado que pudiendo hacer el bien no se hace.
El verdadero Cristiano solo tiene temor a Dios, aunque ande en valle de sombras de muerte.

El verdadero Cristiano tiene claro que religión solo existe una y que doctrinas hay muchísimas, y por convicción sabemos que solo la doctrina de Jesucristo es la única que salva y da vida eterna.
El verdadero Cristiano no consulta adivinos, agoreros ni el zodiaco, solo consulta y confía en Dios.

El verdadero Cristiano sabe que Jesucristo vendrá en una nube y le esperará sirviendo a Dios aún cuando haya amenazas de muerte por predicar el evangelio y su pronta venida.

El verdadero Cristiano cumple con el verdadero bautismo que es por sumersión, tal como lo hizo nuestro Señor Jesucristo, y a la edad en que puede tomar decisiones, porque bautizarse es un ritual que quiere decir morir al viejo hombre (es cuando se sumerge en el agua) y nacer de nuevo (representa cuando emerge del agua) para apartarse del mal.

El verdadero Cristiano confiesa a Dios directamente sus pecados, no necesita intercesor, solo Dios tiene la potestad de perdonar pecados.

El verdadero Cristiano no prende veladoras, ni ama la cruz material porque es símbolo de afrenta y tortura, su cruz es espiritual no para venerarla sino para seguir a nuestro Señor Jesucristo.
El verdadero Cristiano no reza, porque a Dios no le agrada repeticiones, le agrada la oración porque es comunicación con Dios.

El verdadero Cristiano no usa rosario porque es de origen satánico.
El verdadero Cristiano ayuna completamente en seco y hace oración, porque un ayuno sin oración es un simple malpaso.

El verdadero Cristiano tiene comunión con Dios por obediencia y fidelidad a Dios, no confundir la comunión con participar de la santa cena, comunión es comunicación reciproca con Dios.

El verdadero Cristiano bautizado, participa de la “Santa Cena” dignamente, limpio de corazón porque quien hace lo contrario por eso es culpado de la sangre de Jesucristo, enferman y mueren.

El verdadero Cristiano no tiene ningún negocio o trabajo de vicio, ninguno en contra del agrado de Dios, nosotros sus hijos estamos llamados a ser cabeza y no cola.

El verdadero Cristiano recibe ministerios, talentos, dones y unciones, en mi caso tengo la unción de la sanidad, Dios ha sanado a personas por las que he orado pidiendo su sanidad, Dios las ha curado de cáncer, diabetes, esterilidad y otras graves enfermedades, con ayuno y oración los verdaderos Cristianos hemos visto grandes milagros de sanidades, hemos visto como son expulsados demonios y hemos visto resueltos muchos grandes problemas, porque mucho más grande y misericordioso es nuestro Dios.

Al verdadero Cristiano ningún brujo ni hechicero, ni en lo individual o en grupo pueden hacerle daño.

El verdadero Cristiano no cuestiona ni reniega la voluntad de Dios.
El verdadero Cristiano no acepta adorar, venerar ni tener ningún respeto a ninguna imagen ni ningún muñeco que llaman “santos (as), vírgenes, crucifijos, señores, cristos, ni ningún fetiche” porque eso es aborrecer al Dios verdadero que nadie ni nada lo puede representar.

El verdadero Cristiano no cobra por ninguna de sus oraciones al recibir milagros y prodigios, pero si necesita si puede recibir donativos voluntarios.

El verdadero Cristiano no hace negocio con la fe, no cobra ningún servicio especial a la congregación, por casamiento, intercesión por los enfermos o cualquier otro problema, bautizo, velación, presentación de los niños de tres años ante la congregación, bendición de casa negocio o vehículo, no paga por nada en su congregación, solo cumple con el ordenamiento de Dios al dar primicia, ofrenda y diezmo y es cooperativo con alguna causa de la congregación.

El gozo de nuestra alma es servirle a Dios todopoderoso nuestro creador.

El verdadero Cristiano no enfrenta la tentación, él huye.
El verdadero Cristiano no busca su pareja, pide a Dios su ayuda idónea y le es concedido.

El verdadero Cristiano no depende de nadie, solo de Dios.
El verdadero Cristiano aprende a esperar los tiempos de Dios, no reniega por nada, acepta la voluntad de Dios.

Todo el que se convierte al Cristianismo, vuelve a nacer y ahora es nueva criatura, atrás en el olvido quedó todo lo malo que hacía, ahora viven apartados del mal, llenos de felicidad, porque nosotros los Cristianos ya no vivimos para sí y ninguno muere para sí.
Por eso es que estamos protegidos por Dios.

Por sus frutos los conoceréis.

Dios le bendiga hermanos.

Despedida…
Con la bendición del Padre, del hijo y del Espíritu Santo

Nos despedimos de este lugar, más nunca de la presencia de Dios. Amén

Sección: Noticias acerca de la palabra de Dios.

Cadena de Periódicos 4º Poder


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