La verdadera desgracia es no amarse a sí mismo y a los demás.
No es desgracia no creer en Dios, ni en la biblia, ni en Cristo.
Pues todo mundo cree, ¡hasta el diablo cree! y dice Señor, Señor y tiembla ante su presencia.
La verdadera desgracia es no amarse a sí mismo y a los demás.
De nada le sirve al que cree en Dios y no se quiere a sí mismo, menos podrá amar a los demás.
De nada le sirve al que cree en Dios si ayuda al corrupto con votos o con su indiferencia.
De nada le sirve al que cree en Dios, si no hace nada en contra de las injusticias.
De nada sirve creer a la biblia, si no se toma un tiempo para escribir sobre ella y compartir sus aprendizajes, y poner por obra lo que ahí aprende.
De nada sirve creer en Cristo sino se está dispuesto a imitarlo.
Ser incrédulo es normal, lo que no es normal es creer y no tener congruencia con lo que hacemos.
Si usted no cree no sería el primero ni el último incrédulo que sea escogido por Dios para convertirlo en su hijo amado para su bienaventuranza.
Solo él sabe el día, lugar y hora.
Dios los convierta a su camino y les conceda ser una nueva criatura.
Dios les bendiga siempre.
Por: José Alberto Betanzos Salgado. 7/feb./2013
No es desgracia no creer en Dios, ni en la biblia, ni en Cristo.
Pues todo mundo cree, ¡hasta el diablo cree! y dice Señor, Señor y tiembla ante su presencia.
La verdadera desgracia es no amarse a sí mismo y a los demás.
De nada le sirve al que cree en Dios y no se quiere a sí mismo, menos podrá amar a los demás.
De nada le sirve al que cree en Dios si ayuda al corrupto con votos o con su indiferencia.
De nada le sirve al que cree en Dios, si no hace nada en contra de las injusticias.
De nada sirve creer a la biblia, si no se toma un tiempo para escribir sobre ella y compartir sus aprendizajes, y poner por obra lo que ahí aprende.
De nada sirve creer en Cristo sino se está dispuesto a imitarlo.
Ser incrédulo es normal, lo que no es normal es creer y no tener congruencia con lo que hacemos.
Si usted no cree no sería el primero ni el último incrédulo que sea escogido por Dios para convertirlo en su hijo amado para su bienaventuranza.
Solo él sabe el día, lugar y hora.
Dios los convierta a su camino y les conceda ser una nueva criatura.
Dios les bendiga siempre.
Por: José Alberto Betanzos Salgado. 7/feb./2013
No hay comentarios.:
Publicar un comentario