Antecedentes de Manlio Favio
Beltrones y Jorge Carrillo Olea sobre nexos con el narcotrafico.
28/10/2007.
En 1997, cuando éste era gobernador de Sonora
y Jorge Carrillo Olea, ex gobernador de Morelos, también involucrado en esta
circunstancia, Beltrones está de nuevo en el escenario político, nada menos que
como presidente de la mesa directiva de la Cámara de Diputados hasta agosto
próximo.
El 23 de febrero de aquel año apareció en la
primera plana del Times un reporte de Dillon y Craig Pyes en que los dos
gobernadores aparecían vinculados al narcotráfico. Su texto, fruto de cuatro
meses de investigación que incluyó entrevistas por separado con Beltrones y
Carrillo Olea, se originó en un informe preparado en 1994 por agentes de la
DEA, pertenecientes al centro de inteligencia de esa agencia en El Paso. Ambos
eran señalados en ese documento como
protectores de Amado Carrillo Fuentes. Algunos autores de ese informe
reconocieron ante Dillon y Pyes “que un buen número de sus juicios sobre la
mafia de Carrillo Fuentes y sus patrocinadores políticos procedían de
declaraciones de informantes, individuos por definición poco dignos de
confianza.
Concluimos, sin embargo, que los autores del
informe habían basado sus aseveraciones en un minucioso escrutinio de la
información de inteligencia disponible, de manera que no percibimos en ella
ningún indicio de venganza personal contra los gobernadores”. Los periodistas
entrevistaron a los gobernadores en sus estados, y les leyeron las referencias
a ellos en el informe de la DEA “a fin de observar su reacción y evaluar si
aquellos cargos eran suficientemente verosímiles para merecer su publicación.
Beltrones, político ubicuo y popular que había forjado su trayectoria a la
sombra de Fernando Gutiérrez Barrios en la Secretaría de Gobernación, admitió
que Carrillo Fuentes había establecido vastas operaciones en Sonora pero
insistió en que, como gobernador, él se
había empeñado en limitar la influencia del narcotraficante.
Nos preguntábamos, sin embargo,
por qué se había negado de modo tan tajante a proporcionarnos su declaración
patrimonial”.
Los nombres de Beltrones y Carrillo Olea
figuraban también en una lista de 17 funcionarios mexicanos sospechosos de
corrupción, confeccionada en Washington y hecha llegar al presidente electo
Ernesto Zedillo. En esas condiciones Dillon y Pyes publicaron su reportaje,
Beltrones reaccionó anunciando “que entablaría contra nosotros un juicio por
difamación en Nueva York, pero sus abogados le advirtieron de la limitada
posibilidad de persuadir a un tribunal estadounidense de sancionar a periodistas
por citar un documento gubernamental”. De modo que el gobernador de Sonora, y
también el de Morelos, presentaron denuncia por difamación ante el ministerio
público federal. Dillon estima hoy que “si el sistema judicial mexicano hubiera
sido más sano... se habría podido averiguar exhaustivamente la supuesta
asociación de los gobernadores con el narcotráfico (y) eso nos hubiera obligado
a defender la exactitud de nuestra información. Pero nunca hubo nada semejante
a una investigación seria, ni sobre los gobernadores ni sobre nosotros”.
Se intentó, en cambio, una negociación
política, a cargo de Alejandro Carrillo Castro, responsable de los asuntos
migratorios en Gobernación, quien solicitó una retractación. Cuando supo que
era imposible satisfacer el pedido, con que los gobernadores retirarían los
cargos, el comisionado de migración “se mostró sorprendido y después furioso”.
Dillon concluye en su nota que las autoridades
“resolvieron el caso de un modo que dejó ver las graves limitaciones del
sistema. En el otoño de 1997, el procurador (Jorge Madrazo Cuellar) emitió un
breve comunicado en el que anunciaba que no nos procesaría por difamación y en
el que, al mismo tiempo, sostenía que tras haber realizado una investigación
había comprobado que no era verdad lo que afirmábamos en nuestro artículo. La
segunda parte de ese mensaje era pura retórica puesto que, hasta donde era
posible saber públicamente, ninguna autoridad había llevado a cabo ninguna
investigación, ni de cualquier índole.
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