órdenes del
Agente del MP. del D.F. Armando
Sumano Muñoz
Crónica de un ultraje
Valle de Santiago Guanajuato a 17 de junio del 2014
Por: José Alberto Betanzos Salgado
/Se autoriza la reproducción parcial o total citando fuente
y autor/
Esta crónica trata sobre la privación ilegal de mi libertad
cuando cumplía mi labor periodística informativa, aquí daré a conocer un poco
de los excesos y corruptelas de los policías y ministerios públicos, también
algo de lo mucho que hay de corrupción en las entrañas del Reclusorio
Preventivo Varonil Norte del Distrito Federal donde custodios y presos
peligrosos sentenciados a largas condenas cobran por todo o golpean a los
reclusos y los castigan de muchas maneras y extorsionan a sus familiares,
mientras que hay celdas con privilegios porque pagan su buen dinero, en el
interior del reclusorio se vende marihuana y hay reclusos armados, entre otros
detalles.
Hablar de la corrupción e ineptitud de nuestras instituciones
en nuestro querido México, lo cual lo
tiene sumido en la creciente inseguridad, estancamiento y marginación, provocando
pobreza extrema a millones de sus habitantes e inmensas fortunas para unos
cuantos, todo esto es conocido ampliamente por una gran mayoría de la ciudadanía,
sin embargo; nunca será lo mismo conocer los hechos y sus consecuencias por
terceras personas u otros medios, que verlo personalmente o sufrirlo en carne
propia.
Los hechos que me sucedieron
que pude ver de cerca, los cuales hoy citare, porque me tocó ser el
protagonista víctima de este sistema de justicia pervertido, y no son
precisamente hechos nuevos, aislados, ni mucho menos privativos de un agente
del ministerio público inepto y corrompido como
Armando Sumano Muñoz y de un
reclusorio usufructuado por peligrosos delincuentes presos y custodios
corrutos, en que me tocó estar, son hechos que se reproducen en casi todos los
ministerios públicos, policías y cárceles de México, no por nada hay más
delincuentes detrás de un escritorio, uniformados y en las calles y más
inocentes en las cárceles, y sobre todo, es por ésto que el sistema
penitenciario mexicano no reivindica delincuentes, sino que los multiplica ya
sea por negocio, por encargo o sencillamente porque no sirve, no saben para que
están, en donde es muy fácil encontrar presuntos culpables que son inocentes y
comprobados delincuentes libres en varios sentidos.
Aquel domingo 8 de Junio del
2014, me encontraba en plaza Santo Domingo, a unas 4 cuadras del zócalo capitalino
del Distrito Federal, tenía una semana que andaba por ese lugar debido a unos importantes
negocios personales que estaba a punto de consolidar, tenía cita a las 3 pm de
la tarde para ir a cobrar un anticipo, eran alrededor de la 1 con 45 minutos de
la tarde, cuando unos gritos y silbidos de varias personas, llamaron mi
atención, al voltear a ver me percaté de que se había juntado una multitud en
torno a una pareja: hombre y mujer policías preventivos, los cuales tenían
afianzado de las manos un carrito improvisado para venta de refrescos, aguas y
raspados que intentaban recogerle a un señor de la tercera edad; entonces me
acerque para enterarme de lo que estaba sucediendo.
Ya junto a la multitud escuche
a los policías que argumentaban que ha falta de permiso para vender, tenían que
recoger su carrito, que tenían órdenes estrictas que cumplir, mientras que el
señor de la tercera edad, les suplicaba: ¡¡dame chance por esta vez, ya me voy,
ya no venderé!! Pero los policías no se dejaban persuadir a pesar de que el
señor a punto de llorar les decía desesperado: ¡¡No me lo quiten, no es mío, es
de mi hija, es madre soltera y es lo único que tiene para mantener a sus
hijos!!
Los ánimos se estaban crispando entre la multitud contra
los policías, intuí que no tardarían en golpearlos y tal vez ellos también, por
lo que se salieron de entre la multitud acobardados abortando su intento,
entonces buscaron quien pagara su frustración y se abalanzaron contra una
pareja, la mujer si había jaloneado el carrito para evitar que lo recogieran,
pero su concubino no, solo había intervenido más que para instar a su mujer a que
se alejara del lugar para evitar problemas, pero la mujer al ver que iban
resueltos los policías a detenerlos se echó a correr y su pareja no le quedo de
otra que
seguirla, mientras por radio los policías pedían refuerzos, en la persecución corrieron a pie una cuadra y media y la pareja que huía alcanzo a subirse a un taxi, en eso me percate que también andaba con ellos su hija mayor de edad de la señora que intentaban detener, pero no se había subido al taxi, y se mostraba muy asustada, mientras yo continuaba tomando graficas de los hechos, el policía frustrado, ordeno que se detuviera el taxi y que no los llevara porque le harían cargos, entonces el
taxista se paró y abriéndose la puerta del taxi del lado de la mujer, esta se bajó y hecho a correr otra vez, para ese momento llegaba una turba de policías en camionetas patrullas que los rodearon de inmediato, mientras la mujer policía frustrada declaraba a los policías que los detuvieran porque la mujer la había golpeado, por lo que no pude contenerme y les replique a los policías, “yo estuve en los hechos haciendo mi trabajo de periodista y no vi que la mujer haya golpeado a la
policía” entonces uno amablemente me dijo, “entonces valla usted y declare ante el ministerio público lo que vio” por lo que sin dudar decidí subirme por mi voluntad a la camioneta de la policía para declarar ante el Ministerio Publico para evitar que se cometiera una injusticia contra la pareja detenida.
seguirla, mientras por radio los policías pedían refuerzos, en la persecución corrieron a pie una cuadra y media y la pareja que huía alcanzo a subirse a un taxi, en eso me percate que también andaba con ellos su hija mayor de edad de la señora que intentaban detener, pero no se había subido al taxi, y se mostraba muy asustada, mientras yo continuaba tomando graficas de los hechos, el policía frustrado, ordeno que se detuviera el taxi y que no los llevara porque le harían cargos, entonces el
taxista se paró y abriéndose la puerta del taxi del lado de la mujer, esta se bajó y hecho a correr otra vez, para ese momento llegaba una turba de policías en camionetas patrullas que los rodearon de inmediato, mientras la mujer policía frustrada declaraba a los policías que los detuvieran porque la mujer la había golpeado, por lo que no pude contenerme y les replique a los policías, “yo estuve en los hechos haciendo mi trabajo de periodista y no vi que la mujer haya golpeado a la
policía” entonces uno amablemente me dijo, “entonces valla usted y declare ante el ministerio público lo que vio” por lo que sin dudar decidí subirme por mi voluntad a la camioneta de la policía para declarar ante el Ministerio Publico para evitar que se cometiera una injusticia contra la pareja detenida.
Al llegar ante el agente del ministerio público Armando
Sumano Muñoz, los policías acusaron a la mujer de haber golpeado a la policía
en el intento de cumplir con la orden de recoger un carrito que no tenía
permiso para vender en plaza Santo Domingo, fue que intervine y me presente con
mi credencial de periodista como Director General de la cadena de periódicos 4° Poder Taxco, justificando mi
presencia en los hechos, que estaba sacando
fotografías cumpliendo con mi labor informativa, a lo que respondió el Agente del MP: “haber enséñeme las fotos” a lo que me negué temiendo que me las borraran como ya antes me sucedió en otro incidente de una balacera en Taxco de Alarcón Guerrero, sobra decir que una autoridad por muy grande que sea, no puede así como así, exigir a un periodista sus fotos y videos, debe ser mediante un escrito y todavía el periodista tiene derecho a negarse si así lo cree prudente, siempre y cuando justifique debidamente reservarse ese derecho.
fotografías cumpliendo con mi labor informativa, a lo que respondió el Agente del MP: “haber enséñeme las fotos” a lo que me negué temiendo que me las borraran como ya antes me sucedió en otro incidente de una balacera en Taxco de Alarcón Guerrero, sobra decir que una autoridad por muy grande que sea, no puede así como así, exigir a un periodista sus fotos y videos, debe ser mediante un escrito y todavía el periodista tiene derecho a negarse si así lo cree prudente, siempre y cuando justifique debidamente reservarse ese derecho.
Al negarme a mostrarle las gráficas al agente del
Ministerio Publico le dije “ya al rato las subiré a publicación y ahí podrá
verlas”.
Sin alcanzar a explicar lo que esperaba hacer sobre las
acusaciones a la detenida por lo arrebatado de las circunstancias, debido a que
el Policía frustrado de nombre A. Pedro. S. según se puede leer en una plaquita
en su pecho que se puede ver en la gráfica que le tome en los hechos, con solo
decir este policía: ¡este señor me grito “hambreado”! el agente del ministerio
Publico ya mencionado, ordeno sin más ni más: “póngalo a disposición por
ultrajes a la autoridad” alcance a decirle al policía “no puedes probar tu
acusación, no es verdad que te haya dicho así, ¿Por qué mientes? ¿Te consideras
hombre?” No contesto nada solo agacho la cabeza; mientras; ya me estaban
sujetando otros policías de los brazos para detenerme, por mi parte no me
preocupe porque pensé que saldría fácil, pues no era cierta la acusación porque
no había dicho ni media palabra al policía, no venía al caso decir esa palabra porque
lo que estaban haciendo los policías no era por hambre, y aunque le hubiera
dicho hambreado, es una simple palabra, que no agrede, mucho menos ultraja a
nadie, no constituye un delito.
Pero pensando que cabía la posibilidad de que se
complicara la situación, le llame por teléfono a mi nuevo amigo el General
Jesús Jaime García Miramontes, para solicitarle su ayuda explicándole
escuetamente la razón por la que me habían detenido, a lo que respondió con una
pregunta: ¿en dónde estás?. Yo no sabía dónde nos encontrábamos porque conozco
muy poco en el D.F. por lo que pregunte a los mismos policías que me
resguardaban en donde nos encontrábamos, respondieron que en el CUH4 entre
Uruguay y Brasil (cerca del zócalo capitalino) el General dijo “voy para allá,
no tardo” transcurrieron como 45 minutos cuando llego a la agencia del
ministerio público en donde me encontraba detenido, sentí alivio pues pensé que
saldría de inmediato porque sabía por viva voz del General en una reciente
entrevista que le había hecho enfrente del palacio de Bellas Artes, que el
tenia título de licenciado en Derecho y que tiene en su haber triunfos en
defensa de casos muy difíciles en contra de la fuerza del Estado.
Llego y lo oí discutir solicitando mi liberación, por lo
que le respondieron si usted es abogado, muéstreme su cedula profesional y
apenado repuso “perdón pero la olvide” y comprendí que ya no sería posible que
me liberaran por su intervención, entonces subí apresuradamente la foto del
policía a mi muro en Facebook, e informe brevemente que estaba siendo detenido
en ese momento por haber fotografiado a ese policía por su acusación falsa,
todavía tuve tiempo de subir otra foto sola y enseguida 3 fotos más en donde hacia
comentarios muy escuetos porque lo hacía desde mi teléfono celular, entonces
deje de ver al General porque me llevaron ante el médico legista para revisión
corporal, saliendo de allí, me trasladaron a la antesala de la celda, ahí me
pidieron que me despojara de todo, que lo echara en una bolsa de plástico:
agujetas, cinturón, teléfonos, dinero, cartera, etc. que dejara todo para
ingresarme a la celda; así lo hice y me dijeron “ llame a alguien de su familia
para que entregue sus pertenencias, porque aquí no se pueden quedar” a lo que
respondí: “pido de favor que llamen al General que vino por mi, para que me las
reciba” y le llamaron y a petición mía las recibió.
Acto seguido me encerraron en la celda junto con su
concubino de la mujer que acusaron de golpear a la policía, ella también ya
estaba tras las rejas sola.
Fueron transcurriendo las horas y me paseaba como león
enjaulado en ese estrecho espacio, a ratos me sentaba pero lo frio de la cama
de cemento me hacía pararme a cada rato, mi ahora compañero de celda renegaba,
“No me hizo caso, yo le decía vámonos, pero no, ahora aquí están las
consecuencias” yo le decía “a mí no tenían por qué detenerme y aquí estoy, pero
si yo no hubiera venido a testificar lo que vi, a ella y a ti los procesarían
por agresiones y tardarían años en salir” nos dieron de comer ya casi a la hora
de cena, comimos muy ligero, pasamos la noche sufriendo frio, no había en que
acostarse más que directo en la fría cama de cemento´, en mi caso dormía
intermitentemente pues me vencía el sueño y me despertaba el frio.
Amaneció y trascurrían las horas, sin que nadie viniera a
preguntarnos como había estado el asunto, cabe destacar que ya no metieron a
más personas a la celda donde estábamos, ya en la tarde como a las 4 o 5 pm. me
sacaron a declarar ahí mismo ante el Ministerio Publico en donde pedí que
presentaran las grabaciones de cámara de seguridad que bien pudo captar los
hechos por su cercanía, y que ahí comprobarían que no le dije nada al policía
mentiroso, enseguida me regresaron a la celda, más o menos una hora después, nos
sacaron otra vez para fotografiarnos de
frente y de perfil, tomarnos las huellas dactilares y firmáramos y selláramos
con nuestra huella papeles, aproveche el momento para pedir que me dejaran
llamar por teléfono a mis familiares que se encontraban en otros Estados y me negaron
argumentando que solo salían llamadas locales y como yo no tenía familiares en
el D.F. tuve que conformarme con la negativa.
Nos regresaron a la celda, y nos llevaron que comer, la
misma en contenido que el día anterior, habían transcurrido como 2 o 3 horas
cuando me llevaron otra vez ante el médico legista, pensé en mis adentros “tal
vez ya me van a liberar” y enseguida me regresaron a la celda, a mi compañero
de celda no lo llevaron igual que a mí, y me dijo “ya me dijeron que si pagaran
nuestra fianza, al rato ya saldremos, a lo que respondí “qué bueno gracias a
Dios” exclame; una vez me sacaron de la celda, creí que ya me liberarían, pero
no ahora tenía que hacer otra declaración en otra área del M.P. terminando me
regresaron a la celda, encontré a mi compañero de celda más entusiasmado de que
ya no tardarían en salir.
Unos minutos enseguida una vez más fui sacado de la celda
y pensé ahora si ya saldré de esta pesadilla, cual va siendo mi sorpresa que me
pidieron ponerme contra la pared con los brazos hacia atrás para ponerme
esposas, me decía interiormente “pero porque me hacen esto” y pregunte ¿a dónde
me llevan ahora? Respondió el que me
esposó “al rato te decimos”
Fui subido a una patrulla de la PGJDF en la parte trasera
al conductor, así duramos en llegar a donde me llevaron alrededor de una hora y
tardamos estacionados más de hora y media, en eso comenzaron a llegar varias
patrullas que igual llevaban de a uno a varios detenidos, por ese tiempo
esposado ya estaba lastimado de las
muñecas, ya pedía que me las aflojaran y si lo hicieron, al bajarme y ver a
donde entrabamos supe que era un reclusorio de alta seguridad por su interior
que se alcanzaba a ver.
De las patrullas bajaron a más detenidos que venían
igualmente esposados, ya eran como las 11 o 12 de la media noche, nos revisaron
corporalmente otros policías que nos recibieron allí pidiéndonos que nos
quitáramos la ropa y así lo hicimos todos por ser obligatorio, y pasamos otros
filtros de seguridad hasta que llegamos ante otro médico legista que nos revisó
una vez más corporalmente, en las anteriores revisiones me había negado porque
no le veía caso, ya que no me habían golpeado.
En ese lugar me daría cuenta que había internos como
encargados de esa área y que se fueron directo con los que llevaban tenis caros
o de buen ver, diciéndoles que se los vendieran a ellos porque si no los
internos se los quitarían, y los que pagaron no fue más de 20 pesos por par y
una cajetilla de cigarros, yo llevaba zapatos negros y no se vio quien se interesara
en ellos, pues se veían un poco despegados al frente de la suela.
Posteriormente nos hicieron llegar a un área donde ya
estaban reunidos alrededor de unas 30 personas que dijeron los custodios que ya
saldrían libres esa madrugada, nos ordenaron que nos despojáramos de nuestras
ropas y se las intercambiáramos, que solo podían conservar ropa color beige, en
mi caso llevaba un pantalón color azul oscuro nuevo y solo un suéter de
estambre verde oscuro, a cambio recibí un pantalón beige roto a la altura de
las piernas y de las nalgas que dejaban ver mi bóxer, y una playera ligera
color beige.
De allí nos trasladaron a otra área, en donde nos
hicieron llenar unos formatos de cuestionarios sobre nuestros padecimientos de
enfermedades y vicios, así como nombraríamos las personas que autorizaríamos en
los días de visita, una vez más pedí que me dejaran hacer una llamada a mi
familia argumentando que desde que había sido detenido no había podido
avisarles y me negaron una vez más con la misma justificación, de ahí nos
trasladaron a la celda que nos fue asignada en el área denominada ingreso,
cuando creí que lo que estaba viviendo ya había sido lo peor, aún faltaba demasiado,
pues la celda en donde me tocó la 4-1 estaba a oscuras, un fuerte olor a humo
de marihuana y llena conmigo por 15 personas, cuando nada más era para 8
personas en cama de cemento y otras de fierro 4 piezas en total, hubo unos que
tuvieron que acomodarse sentados en el piso junto a la tasa de baño y otros
junto a la regadera, yo me acomode en el estrecho pasillo directo al piso, no tenía
con que taparme junto a la reja, el frio fue más fuerte porque estaba lloviendo
y la playera estaba delgada, tampoco pude dormir a pesar de la trasnochada
anterior, también por el hambre que me torturaba porque ya estaba a punto de
amanecer el día martes y solo había comido dos veces ya mencionadas desde el
domingo anterior en que fui detenido poco después de las 2 pm.
A las 6 de la mañana nos levantaron y fuimos concentrados
en una cancha en forma de L, alrededor de unas 200 personas, los que tenían con
que taparse hasta se tendieron cobijas en el piso para continuar durmiendo, por
mi parte no tenía nada con que taparme, el frio me hacía sufrir en gran manera,
como a las 8 am un custodio uniformado de negro paso lista, el sol comenzaba a
salir entre lo nublado del cielo, el frio aminoraba, el baño cercano al patio
lo cerraron y como no les daban permiso ir a otro lado, hacían sus necesidades
fisiológicas en una esquina de la cancha, así después me daría cuenta que el
baño se cerraba por órdenes de reclusos que controlan en el interior, solo por
su capricho, no había necesidad de cerrarlo, eso hacía que seguido defecaran a
la intemperie en el lugar ya mencionado.
Un joven lleno de tatuajes vestido de beige, se veía
limpio y sus prendas en buen estado, ropa a la moda, diferente a la gran
mayoría, a todas luces no era custodio, gritaba “todos los que llegaron anoche
y de madrugada vengan a formarse aquí señalando el lugar” así lo hicimos los de
nuevo ingreso.
Nos dieron escobas y nos ordenó barrer toda la cancha,
así lo hicimos, alrededor de 40 internos barrimos la basura y acabando regaron
agua con jabón, y nos hicieron barrer el agua y restregar el piso todo deforme
en varias partes por la antigüedad, hasta que dejamos el piso sin charcos de
agua ni jabón visible, el joven tatuado nos gritaba eufórico y a la vez
histérico que barriéramos rápido, y se
dirigía a todos con puras palabra soeces, atribuyéndose el papel de capataz del
tiempo de la esclavitud, a unos los golpeaba con escobas, a otros con cubetas,
a otros les echaba agua, a otros les daba manotazos en la espalda, mientras que
a otros les daba patadas en donde cayeran y las palabras obscenas le fluían con
mucha facilidad y a cada momento con más encono, parecía desfogar su
frustración, traumas y perversidad.
Los demás internos restantes no hacían limpieza, unos
vendían cigarros, mariguana, dulces, comida entre otras cosas.
Enseguida que acabamos nos ordenó que subiéramos a las
celdas a hacer lo que llaman “Fajina” el aseo que es en toda el área, en este
caso denominado de ingreso que es de 4 pisos, más el área de visitas, nos llevó
horas para acabar, cabe destacar que todo se lavaba y se restregaba con escobas
de palo y plástico comunes y se limpiaba con las manos con trapos y agachados, en cuclillas y otros arrodillados,
en todo momento el joven tatuado se extasiaba gritando y agrediendo física y
verbalmente a los que limpiaban, entrabamos limpiando algunas celdas y nos
daban la orden de tirar a la basura todo lo que tuvieran, vasos, topers,
cucharas, cartones que se procuraban para no acostarse directo al piso entre
otras cosas.
Por fin se llegó el momento de comer, entonces me di
cuenta que muchos fueron a los botes de basura a sacar botellas de plástico
para cortarlas e improvisar vasos, la comida la sirvieron en platos azules
grandes con 4 compartimentos, los que no tenían vaso ahí en el mismo plato le
servían el agua de sabor que se mezclaba con los demás alimentos al caminar en
busca de donde sentarse en el piso a comer, fue una comida ligera con poquitas
tortillas y simple, algunos comentaban que era porque se robaban la azúcar y la
sal, los panes los vendían a peso y solo el que tenía dinero lo compraba y lo
comía, pero yo comí poco porque fui interrumpido y porque se hace cola para
recibir alimentos, pues nos estaban llamando para hacer más aseo, mientras que
otros iban a buscar comida en una fosa de drenaje o en los botes de basura,
para comérsela o guardarla en recipientes improvisados de cartón o de plástico
porque después de las 6 pm ya no daban ningún alimento, porque a los que
interrumpían su comida o la dejaban por cualquier otro motivo o la que sobraba,
los que lavaban los platos y ollas la tiraban allí. Después me daría cuenta que
vendían comida que levantaban de ahí o que la acopiaban directo de las ollas
donde llegaba, ofreciéndola celda por celda en la noche, así mismo ofrecían
marihuana.
En ese breve rato de la comida sirvió para platicar un
poco con unos que habían llegado junto conmigo, uno me dijo “no pude dormir,
porque en donde me tocó, la celda estaba llena con unos 30 personas” a lo que respondí:
“yo pensé que me había tocado una celda con sobrecupo, éramos 15 personas, otro
interno diría a los dos días siguientes que le toco estar en una celda con 45
personas cuando 15 ya era demasiado.
En la noche entendería el porqué de tanto interno
hacinado, pasaron lista y el custodio advirtió antes que cobrarían 10 pesos por
pasar lista por cada interno, y que quien no pagara, le darían un “bonbonazo” o
un rodillazo, y sin saber yo a qué se referían, pasaron lista y al contestar
que ahí estaba presente, me preguntaron que si pagaría y le dije que no tenía
dinero porque mi familia no la había visto para pedirles dinero y que al ser
detenido no me dejaron nada, no me dijeron ni hicieron nada, pero a los que no
pagaban los hacían inflar su cachete y les pegaban con el puño cerrado y de
costado con los dedos contra el cachete, se oían y se veían fuertes golpes por
la fuerza con que sacudían las cabezas, a otros les daban de rodillazos en las
piernas y se quejaban de dolor y el custodio burlonamente les preguntaba que te
paso y contestaban aun doliéndose ¡¡nada señor!! Y el custodio se sonreía
satisfecho.
El pase de lista era 3 veces al día, pero solo cobraban
la última en la noche y a veces la última lista la pasaban en la tarde.
Al otro día ya no era el mismo joven tatuado, era otro el
encargado de la “fajina” pero era igual tatuado y perverso que el anterior, así
mismo, me di cuenta que eran por lo menos 5 presidiarios que controlaban a
todos los internos que parecían competir entre ellos para ver quien se
enseñoreaba más de los reclusos, uno de ellos vi que tiene celular, tal vez los
demás también tengan, había otros internos con credencial de nombramiento de
estafeta que hacían servicio de control interno, como buscar a los internos que
tenían diligencia o visitas entre otras cosas.
Por la tarde al terminar la “fajina” reunía a todos los
que habían limpiado y les proponían que si querían librarse de la a “fajina”
tenían que pagar 2000 pesos por persona y los que aceptaban pagar dejaban de
hacer limpieza y los que no continuaban haciéndola, ya desde el miércoles, le
quitaron los palos a las escobas para que se mantuvieran agachados en la
limpieza, muchos más agredían a todo aquel que se enderezara, a mí me tocó un golpe en la espalda.
Para mi sorpresa,
hubo otras tardes y noches en que los custodios a veces no pasaban lista o a lo
mejor si la pasaban pero en otras áreas no por donde yo estaba, en su lugar se
turnaban estos 5 delincuentes de entre 18 a 25 años de edad que ya están
sentenciados al parecer con largas condenas, pues varias veces salía a relucir
que si alguien se resistía o intentaba contraatacarlos amenazaban con
“picarlos” arguyendo que ya no les preocupaba matar a alguien más, pues decían
ya no tener esperanza de salir de allí, lo peor de todo es que ellos también
cobraban o golpeaban a quienes no pagaran y aparte los metía a una celda
amontonados, por eso era que en una celda metían hasta 45 reclusos.
De esos pases de lista solo una vez coopere con un peso
con mis compañeros de celda para que no nos pegaran y otra vez un amigo interno
me dio 2 pesos con los que me salve una vez más de que me golpearan, de los 5
días que estuve recluido, me golpearon 2 veces por el pase de lista que no tuve
para pagar, la primera vez me dieron dos “bombonazos” dos jóvenes en el mismo
momento, y la segunda vez fueron 3 “bombonazos” por el mismo joven, en todos
los golpes por lo fuerte me sentí a
punto del noqueo, otra vez me dieron un fuerte rodillazo en la pierna derecha
porque ya era muy noche para regresar a mi celda donde dormía, pues había
perseverado varias horas esperando a que me prestaran una tarjeta telefónica
para comunicarme con un familiar, logre llamar pero lamentablemente no conseguí
que me contestaran.
No faltará
quien diga “la cárcel así es… ¿Qué esperabas, que te atendieran como en un
hotel o como si fueras un turista? Desde luego que no se espera un trato así,
la cárcel es para sancionar, para corregir, para lograr reivindicar al
trasgresor o vicioso, para que se reintegre a la sociedad, totalmente
rehabilitado.
El día martes me llevaron a un lugar donde me tomaron
graficas de frente y de perfil con el número de expediente al frente y donde se
ve la medida de altura, tomaron mis huellas de todos mis dedos y solicitaron
todos mis datos personales.
Allá aproveche la oportunidad para hablarles a varios
internos de Dios y oré por enfermos y por los que se decían inocentes pidiendo
a Dios les concediera la libertad, si vi milagros.
Una noche antes de la visita familiar, el joven recluso
en turno que estaba a cargo de los internos para la “fajina” reunía a los que recibirían
visita y les proponían que pagaran 2000 pesos para que sus familiares no
tuvieran problemas para reunirse con ellos, unos si pagaban la mayoría no
tenían con que pagar.
Varias versiones de internos aseguran que cuando no
pagan, asaltan a los familiares o los extorsionan con la amenaza de que si no
sueltan dinero golpearan a su familiar interno o lo mataran, y no denuncian
porque peligra la vida de su familiar interno, también de que tienen que pasar
exhaustiva revisión en la que mujeres lesbianas que hacen la labor de custodio
manosean a las mujeres.
Hay versiones de algunos internos que llevan muchos años,
que los custodios les tienen miedo a los reclusos que controlan el interior del
reclusorio porque hace años mataron a un custodio y lo despedazaron y desde la
terraza estuvieron aventando los cachitos del cuerpo a la cancha.
Las cobijas se las venden entre los internos de 5 a 10
pesos según el tamaño, seguido se las roban entre ellos, muchos de los reclusos
no tienen cobija y la mayoría están muy sucias, y algunas tienen piojos y otros
bichos como ladillas entre otros.
En las celdas hay privilegios para los que pueden pagar,
en el segundo piso tienen televisión, gimnasio, juegos electrónicos y manuales
entre otras cosas que se alcanzan a ver por el pasillo por fuera, pero es un
área que solo los que tienen asignada celda ahí, pueden entrar y salir, incluso
ellos no bajan a la cancha a pasar lista como todos los demás, duermen hasta
las 10 u 11 de la mañana y los que andan haciendo la “fajina” tienen la orden
estricta de no hacer ruido para no
despertarlos, entre los que tienen celda con privilegios está un joven de
alrededor de 25 años que no conocí su nombre, se dice hijo no reconocido del
cantante Luis Miguel, y lo menciono porque si tiene parecido, los que tienen asignadas
esas celdas andan muy bien vestidos, muy limpios aunque de beige color
reglamentario para los reclusos, entre ellos hay extranjeros.
Como recordaran les comente al inicio de esta crónica que
fui ingresado al Reclusorio Preventivo Varonil Norte alrededor de la media
noche del lunes 9 de junio y seria hasta el siguiente miércoles 11 en que me
trasladaron esposado a un lugar en que se tardaron en llegar unas dos horas que
llaman “SULIVAN” allá fui presentado ante la sala Séptimo Penal del Juzgado
Mixto para delitos no graves, en todo momento estuve estrechamente vigilado por
un policía a pesar de estar esposado para hacer mi declaración preparatoria,
momento en que conocí que había contradicción en la declaración del ministerio
público quienes cambiaron su versión por la que se me acusaba, ahí no decía que
yo le había gritado “hambreado” al policía, ahora decía su declaración, que yo
les había dicho con un disparate que no tengo porque repetir “%&$ mugrosos
váyanse a robar a otra parte” a lo que debo de decir que tiene por lo menos 7
años que no digo el mínimo disparate o palabra obscena desde que me convertí al
cristianismo entendí y me convencí porque así lo enseña la palabra de Dios que
debemos refrenar nuestra lengua de toda maledicencia y palabras ociosas, y esa
contradicción la hice saber en mi declaración preparatoria y que solicitaba una
vez más las grabaciones de las cámaras de seguridad que había muy cerca del
lugar de los hechos en plaza Santo Domingo como ya lo había pedido ante el
Ministerio Publico, que ahí podrían darse cuenta que no había dicho ni media
palabra al policía mentiroso, ahí me ratificaron los cargos “por Ultrajes a la
autoridad” al término me dijeron que tendría audiencia el siguiente viernes 13
para recibir notificación de libertad o de auto de formal prisión y que en caso
de obtener la formal prisión seria de 6 meses a 3 años y que podría salir bajo
fianza por alrededor de 14 mil pesos.
Ahí le pedí a la
defensora de oficio que me permitieran llamar a mi familia y me pidieron el
número y se comprometieron a llamarles e informales de mi situación.
En total de tiempo que estuve esposado para esa
diligencia para mi declaración preparatoria fue alrededor de unas 8 horas en
que no me retiraron para nada las esposas, al regresar al reclusorio el
estafeta que nos registró el regreso
también nos pidió dinero, solo uno les dio, los demás no teníamos, llegamos en
el momento que repartían “rancho” así le llaman a los alimentos los internos,
pero apenas estaba probando la comida cuando me gritaron con insultos “vete a
la fajina” a lo que trate de justificar que me esperaran ya que todo el día
anduve en la diligencia y que no había probado nada, no escucharon razones, me
obligaron a dejar el plato con comida que apenas si había probado, esa tarde,
se vio a unos 4 custodios alrededor de uno vestido como General, que supuse era
su jefe, anduvieron entrando a las celdas y no supe bien a bien porque, después
me entere que los reclusos que controlan a todos los reclusos habían golpeado
salvajemente a uno que ya quedaba libre, en lo que estuvieron todo estaba
quieto, apenas salieron y volvió todo al desorden.
Seria hasta el jueves como a las 11 am que logre comer
algo y un atole en la tarde y ya no hubo más alimentos para mí, pues al siguiente
día viernes me esposaron más temprano para ir a escuchar la notificación
referida, y de regreso fue más tarde, calculo que fueron unas 9 o 10 horas
consecutivas en que permanecí esposado, esta vez ya no alcance nada de
alimentos cuando regresamos, en la audiencia recibí la boleta con auto de
Libertad por falta de elementos para procesar y me comunico la defensora de
oficio que atendía mi caso que no pudo localizar por teléfono a mi familia.
Ese día viernes me entere al regresar de la audiencia que
estuvieron los de Derechos humanos y por eso les dieron para la “fajina”
escobas con palo, ya llevaban 2 días haciendo la limpieza con el cepillo sin
palo, para obligarlos a estar mucho tiempo agachados.
El jueves anterior había estado en la “fajina” un nuevo
recluso, se veía bien vestido, decían que era abogado, también estuvo en la
limpieza forzada, pues lavábamos el piso de cemento muy lleno de baches con el
cepillo sin palo y nos hacían así agachados brincar para ir avanzando, a él le
pidieron dinero para dejar la a “fajina” el respondió “por eso estoy aquí
porque no me gusta sobornar, le replicaron “entonces trabájele, y no se
enderece porque aunque sea abogado no le vamos a tener consideración, al otro
día ya no se vio por ninguna parte al abogado, supongo que salió libre en
la madrugada.
Así también se dirigió hacia mí, al decir “aunque sea
usted pastorcito, los golpes le llegaran o tiene que pagar o trabajar” no supe cómo
se enteró que soy pastor, pero tuve a trabajar porque aunque tuviera dinero, no
hubiera pagado.
Cabe mencionar que un interno que dijo tener 57 años,
tenía mal de Parkinson, apenas si se mantenía de pie, estaba recluido acusado
por haber golpeado a su mujer, aun a él lo tuvieron esposado también todo el
tiempo que me tuvieron a mí, fue necesario que lo trasladaran entre dos
personas que le apoyan de cada costado.
En esta cárcel al igual que en la mayoría de las cárceles
en México hay inocentes y hay culpables, pero hay más delincuentes en el
gobierno y en las calles.
Ya con mis compañeros de celda me mantuve sin informarles
que me habían dado la boleta de libertad, porque se escuchaban versiones de
varios internos que cuando alguien ya va a salir libre, los han golpeado, ya
sea porque deben dinero u otra cosa o que les quitan la boleta y condicionan
dinero o especie para que se las devuelvan de otra manera no podrían salir.
Cuando estuve en el área de los que saldrían libres, no
logre cambiar mi pantalón roto con los que iban llegando, ni la playera que
traía, los mismos custodios decían que como iba yo a dar un pantalón roto.
Serian como las 11 0 12 de la media del viernes cuando me
llamaron para comenzar el proceso de liberación, tendría que pasar unos 10 escritorios
filtros de seguridad, en donde nos preguntaban casi lo mismo y quien no sabía
responder algo lo regresaban hasta que supiera responder, allá también hubo
custodios que pedían dinero, y como no se le dio, hacían todo con mucha calma,
decían motívennos para que los atendamos rápido, ¿de a cómo va a ser? así cerca
de las 6 de la mañana del sábado 14 de junio 2014 sin dormir ni un minuto esa
madrugada, estaba quedando libre fuera del reclusorio, afuera esperaban
ansiosos los familiares de unos 29 reclusos que salieron libres, muy contentos
los recibieron con abrazos y a otros con besos, muy emotivos momentos y busque
entre la gente a ver si había ido alguno de mis familiares pero no vi nada y me
entristecí mucho que sentí deseos de llorar, pero no llore porque me consoló
pensar que Dios estaba conmigo, allí estaba en la calle, libre, sin familiares,
sin dinero, con hambre, con el pantalón roto, con una playera delgada, mucho
frio, con una zapato sin suela porque se le cayó con la “fajina” pero al fin
libre, sin mis celulares para comunicarme con alguien de mi familia, unos
amigos que salieron junto conmigo me regalaron 26 pesos, con eso llame desde un
teléfono público a mi mama quien me dijo que no sabía lo que me había sucedido y
lo que me sobro de la llamada me alcanzo para un tamal de 10 pesos.
Tal vez en esta crónica no supe expresar lo triste y
terrible que es que en los reclusorios exista tanta corrupción, ya libre le
conté a un hermano cristiano lo que había visto, vivido y sufrido que no pude
evitar las lágrimas, llore muy fuerte porque no es justo, no es posible que
esto continúe igual, porque nunca sabemos lleguemos allí con culpa o sin ella,
en este mundo lleno de maldad, nadie esta exento.
La gente me miraba con desconfianza, tal vez porque
caminando por la calle a veces cabeceaba de tanto sueño que tenía, tal vez me
veían con cara de vicioso, pues había dormido muy pocas horas en la última
semana y había comido muy poco.
Estaba una vez más sin dinero, pero mi mama ya me depositaria
dinero para moverme, comprar ropa y para buscar al General Jesús Jaime García
Miramontes para recuperar mis cosas y al devolvérmelas le agradecí, las
recupere y pude irme de regreso a Guanajuato a donde vivo, en todo momento
dándole gracias a Dios por tanta ayuda que me dio para recuperar libertad.
Gracias por siempre mi Dios padre todopoderoso, amoroso y
misericordioso.
Se bien a lo que me expongo por denunciar estos hechos,
pero que este esfuerzo que hago por informar no se eche en saco roto, que nos
sirva para tomar conciencia y nos animemos a hacer algo de manera organizada
para acabar con esta corrupción antes que ella nos cobre la factura.
Así sea.
Bendiciones Comentarios a: cuartopodertaxco@hotmail.com
Sección: Noticias Nacionales.
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